
En el regreso a casa el pueblo ubetense en ningún momento abandonó a Nuestro Cristo, que siempre se vió arropado por los hermanos y sus devotos, cada vez más por cierto, viéndose el paso y el cortejo arropado durante todo el recorrido. Los costaleros, a pesar del esfuerzo ya realizado, llevaron a Cristo Prendido con unas ganas y cariño dignos de admiración, al igual que su banda, que en ningún momento dejó de dedicar marchas a su titular.
Momentos especiales se vivieron en la calle Mesones, donde el paso gana un empaque importantísimo con la oscuridad de la noche, así como la chicotá en la subida por el Callejón de Santiago. Ya en nuestro barrio el cortejo quiso retardar aún más la llegada del Señor para intentar ralentizar el momento de la entrada a Salesianos e intentar que este sueño que vivimos cada año no llegara a su fin. Y las manecillas del reloj señalaban las 3 y media de la madrugada del Jueves Santo, y con ellas el momento de recoger el paso de misterio de Nuestro Señor Jesucristo en Su Prendimiento. Una última y sentida levantá por dedicada por la cuadrilla de costaleros a nuestro "perpetuo" Hermano Mayor, D. Ángel Pérez Resa, sirvió para iniciar la última chicotá bajo los sones de "Ego Sum" que situaba, hasta el año que viene, a Cristo Prendido en Su Casa Salesiana.
Fotografías: D. Alfonso Donoso Barella y http://www.cruzdeguia.org/